Julio Navarro, de las aulas del Observatorio Astronómico al descubrimiento que revolucionó nuestra comprensión de la materia oscura

El astrónomo egresado de la UNC fue incluido en un selecto grupo de científicos a nivel internacional cuyos aportes a la física son comparables a los realizados por quienes recibieron el premio Nobel. Su nombre figura en ‘Citation Laureates´, un listado elaborado por el Institute for Scientific Information a partir del análisis de las citaciones que recibieron sus publicaciones. En diálogo con UNCiencia, recuerda sus años de estudio en el Observatorio Astronómico de Córdoba y repasa cómo surgió la idea que terminó por revolucionar la comprensión de cómo se distribuye la materia oscura en los halos de galaxias. El martes 6 de octubre la Real Academia de las Ciencias de Suecia anunciará al Nobel de Física de 2020. [05.10.2020]

 

“¿Adónde vas a publicar esa basura?”, desafió un encumbrado científico a Julio Navarro, en aquel entonces un estudiante posdoctoral que presentaba, en una conferencia, los resultados de las simulaciones computacionales que luego marcarían un punto de inflexión en la astronomía.

La anécdota que Navarro comparte con UNCiencia, desde su residencia en Canadá, sirve para ilustrar la resistencia que inicialmente tuvo el descubrimiento que realizó junto a Carlos Frenk y Simon White.

Los tres fueron autores de dos papers –publicados entre 1996 y 1997– sobre el perfil de densidad de la materia oscura, esto es, cómo cambia su densidad a medida que se aleja del centro de una galaxia. La clave de su hallazgo radica en que, al escalarlo, este modelo aplica perfectamente tanto a pequeñas galaxias, como a cúmulos inmensos.

Por el impacto que esa propuesta tuvo para la astronomía y la física en las décadas subsiguientes, los tres fueron incluidos recientemente en la nómina ‘Citation Laureates‘, que reconoce a científicos y científicas cuyos aportes a sus campos disciplinares son equivalentes al de aquellos que han recibido el premio Nobel.

“Esos resultados fueron bastante discutidos en su momento. Me decían que habíamos hecho todo mal”, comenta Navarro y recuerda que al escribir esos papers, otros trabajos ya contaban con los mismos datos e incluso las simulaciones también existían.

“De lo que nos dimos cuenta es que los halos grandes, los chicos y los medianos eran todos iguales, solamente había que escalarlos. No era trivial darse cuenta de ello y cuando lo hicimos, empezamos a entender”, apunta.

Un dato ayuda a dimensionar la vigencia de ese descubrimiento, realizado hace 23 años. “Los halos que analizábamos cuando publicamos ese paper, tenían del orden de las cinco mil partículas, algo importante en esa época. Ahora podemos hacer las mismas simulaciones pero con miles de millones de partículas y encontramos exactamente lo mismo. Con un poco más de detalle, pero lo mismo”, completa.

Su paso por las aulas de Observatorio Astronómico

Oriundo de Santiago del Estero, Navarro estudió Astronomía en la Universidad Nacional de Córdoba. Su doctorado fue dirigido por José Luis Sérsic, quien enseñó prácticamente tres décadas en el Observatorio Astronómico de Córdoba y se desempeñó como director de la institución entre 1982-1983. De aquella época, Navarro rememora la ayuda de Diego García Lambas y Mirta Mosconi en la elaboración de su tesis final.

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