Un ingenioso método para combatir los alacranes: enfermarlos con parásitos
Un ingenioso método para combatir los alacranes: enfermarlos con parásitos
En ensayos de laboratorio, investigadores de la UNC prueban el efecto letal que desencadena un tipo especial de parásitos al ingresar al cuerpo del Tityus trivittatus, el escorpión más peligroso de Argentina. Sucede que el parásito deposita bacterias y estas a su vez liberan una toxina fatal. Los primeros resultados son alentadores. Con este sistema de control biológico, el 80% de los alacranes expuestos durante seis días a estos nematodos falleció. El desafío a futuro es llevar el experimento a escala doméstica. En Córdoba, las picaduras de escorpiones produjeron el año pasado 1.134 envenenamientos. [23.03.2017]
Para combatir una plaga pueden utilizarse tres tipos de métodos: los químicos, los mecánicos o los biológicos. En este último grupo se inscribe el trabajo de investigadores del Laboratorio de Parasitología, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC. Ellos están investigando organismos que podrían llegar a utilizarse como agentes de control biológico contra Tityus trivittatus, el escorpión que sólo en 2016 produjo en Córdoba 1.134 envenenamientos, un 12 por ciento más que los registrados en 2015 según datos del Boletín Epidemiológico de la Nación.
El equipo de investigadores es dirigido por Camilo Mattoni y Alejandra Bertolotti, y busca probar a través de ensayos de laboratorio, el grado de patogenicidad que provoca un nematodo llamado Steinernema rarum OLI, capaz de parasitar a diferentes insectos y otros artrópodos tales como los escorpiones.
Para Marcela Alcalde, tesista de la carrera de Biología de la UNC, los resultados del “primer ensayo son más que alentadores”. Expuestos a una cantidad determinada de nematodos, se observó entre un 70 por ciento y un 80 por ciento de mortalidad, dependiendo de la dosis, en apenas seis días.
Estos parásitos ingresan al organismo de los escorpiones a través de sus aberturas naturales, como el ano, la boca o los espiráculos. “Estos nematodos tienen una relación muy estrecha, una simbiosis, con bacterias que llevan en su intestino. Cuando ingresan a su hospedador liberan esas bacteria en el sistema circulatorio interno del insecto, allí la bacteria se multiplica y libera una toxina que mata al hospedador”, aclara Alejandra Bertolotti, profesora de la cátedra de Parasitología. Se trata de un insecticida biológico, ya que tiene el mismo efecto que uno químico, con la salvedad de que es inocuo para los humanos y los animales domésticos.
Leer el artículo completo en el portal de la Agencia UNCiencia.