Qué formas adquiere la violencia de género en las iglesias evangélicas
Qué formas adquiere la violencia de género en las iglesias evangélicas
Un estudio de la UNC aborda las normas religiosas de género dentro del culto evangélico y describe cómo, en el contexto religioso, la dominación y el ejercicio del poder adquieren rasgos particulares, centrados principalmente en el uso de fragmentos bíblicos que sostienen y justifican determinadas formas de violencia hacia las mujeres, desvalorizan sus capacidades y silencian sus opiniones. [27.04.2023]
¿Son las evangélicas personas oprimidas y manipuladas por una religión patriarcal?
Un estudio de doctorado de la UNC problematiza esta idea, centrándose en la experiencia de mujeres evangélicas en torno a su fe cristiana. Particularmente, trata de comprender de qué manera vivencian las normas evangélicas de género en sus propias comunidades religiosas. ¿Qué formas adquiere la violencia contra ellas en los contextos religiosos? ¿Cómo se sostienen y justifican las relaciones de dominación?¿Qué estrategias despliegan para cuestionar algunos mandatos?
El proyecto fue realizado por Melisa Sánchez, en el marco de su tesis doctoral sobre estudios de género del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la UNC, en 2022, en base a entrevistas en profundidad realizadas a mujeres que participan de la iglesia Hermanos Libres, una de las numerosas ramas del culto evagélico existentes en el país y que, en general, han asumido posiciones opuestas a la ampliación de derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+.
Las conclusiones dan cuenta de la existencia de normas religiosas de género que determinan cómo ser una “buena mujer evangélica”, a partir de las cuales devienen formas específicas de violencia hacia las mujeres, principalmente la violencia epistémica, psicológica y simbólica.
“En general, las mujeres son deslegitimadas en sus puntos de vista y reflexiones teológicas, se las amenaza e infunde temor de que serán alejadas de sus espacios de participación religiosa, y se promueven figuras y formas de vivir la religión que refuerzan posiciones de subordinación. Sobre estas tres formas de violencia se sustenta la violencia religiosa de género”, explica Sánchez, quien como miembro de la congregación Hermanos Libres conoce “desde adentro” esta realidad.
Un ejemplo de cómo se ejercen las relaciones de poder y dominación es la definición de quiénes son las voces autorizadas oficialmente para interpretar la biblia. Una facultad reservada a los pastores y líderes, y también a otros pares y hermanos de la iglesia, a quienes se reconoce como únicos sujetos teológicos, silenciando otras posibles interpretaciones y modos de habitar la fe cristiana.
La especialista en género precisa que el miedo a perder sus lugares de pertenencia y las amenazas de ser excluidas de los espacios de participación en sus iglesias y comunidades afectan fuertemente la salud emocional de las mujeres, y se asocian a una baja autoestima, depresión y ansiedad, entre otras efectos vinculados a la violencia de género.
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