Profundo pesar en la comunidad de la UNC por la muerte de Sonia Torres
Profundo pesar en la comunidad de la UNC por la muerte de Sonia Torres
La máxima referente de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba falleció este viernes 20 de octubre a los 94 años. La Casa de Trejo la distinguió en 2005 con el título Honoris Causa y en 2019 con el premio “Centenario de la Reforma”. Los últimos 46 años de su vida los dedicó a buscar a su nieto, hijo de Silvina Parodi, desaparecida durante la última dictadura militar. Incansable defensora de los derechos humanos. (20.10.2023)
La comunidad de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) recibió con profundo dolor la muerte de Sonia Torres, incansable luchadora y defensora de los derechos humanos, referente máxima de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba.
Falleció este viernes 20 de octubre a los 94 años. Los últimos 46 años de su vida los dedicó a buscar a su nieto, hijo de Silvina Parodi, desaparecida en 1978 durante la última dictadura militar.
Sonia fue la máxima referente de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba. En 2005 fue distinguida con el título Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) a solicitud del consejo directivo de la Facultad de Filosofía y Humanidades durante el rectorado de Jorge González. Y en 2019, a instancias del Observatorio de Derechos Humanos de la Secretaría de Extensión, recibió el premio “Centenario de la Reforma Universitaria”.
Nació en Villa Dolores, en el valle de Traslasierra. Se recibió de licenciada en Farmacia. En una parte de la entrevista concedida a Infobae en 2021 dijo: “Si me preguntaran ahora dónde quisiera nacer, diría: en Villa Dolores y en la casa de mis padres. Tuve una niñez y una adolescencia hermosas. Después me fui a Rosario a estudiar y después me casé con Enrique Parodi y tuve 3 hijos: Luis, Silvina y Giselle. La del medio era Silvina, una personita muy inteligente, siempre la mejor alumna, fue campeona argentina de natación y representó a nuestro país en muchos países, también formó parte de ‘los niños cantores’, vivía para estudiar y para leer. Fue a un colegio dependiente de la UNC, el Manuel Belgrano, que tiene acá una trascendencia muy importante”.
“El 26 de marzo de 1976, dos días después del golpe genocida, yo a la media hora ya estaba en la Plaza San Martín adonde queda la D2 preguntando por Silvina y Daniel (su yerno) y nunca más paré”. Ese fue el testimonio de su vida.