El lagarto cordobés que cambia de color para mostrar sus habilidades de competencia
El lagarto cordobés que cambia de color para mostrar sus habilidades de competencia
Un grupo de investigación cordobés detectó cambios en la coloración del lagarto de Achala tras enfrentamientos con otros miembros de su especie. La transformación es interpretada como una señal esencial para la resolución de conflictos que permite a los adversarios evaluar al oponente sin interacción física. Generar información sobre las especies nativas es importante para la evaluación de su estado de conservación y la discusión sobre las acciones para protegerlas.[07.12.2023]
El lagarto de Achala (Pristidactylusachalensis) es una especie endémica de las Sierras Grandes de Córdoba, el único lugar del mundo en el que habita. Se lo encuentra principalmente en la Pampa de Achala, en alturas superiores a los dos mil metros sobre el nivel del mar, e incluso en el punto más alto de Córdoba: la cima del Champaquí.
Desde 2018 un grupo de especialistas del Laboratorio de Biología del Comportamiento del Instituto de Diversidad y Ecología Animal de la UNC y el Conicet se enfocó en este reptil como modelo de estudio. Sus investigaciones lograron determinar cuál es el periodo de reproducción de la especie (octubre a diciembre), su hábitat natural (lugares montañosos de gran altura) o una potente mordida de los machos durante la época reproductiva, entre otros aspectos de importancia.
Recientemente, un nuevo hallazgo permitió detectar cambios en la coloración del lagarto de Achala macho. Luego de contiendas con miembros de su especie ─competencia intraespecífica─ el lagarto “ganador” se tornó verde brilloso, mientras que el lagarto “perdedor” viró a un verde oscuro y opaco.
“El cambio de color está involucrado en la comunicación intrasexual, es decir, la comunicación entre machos, por lo que se convierte en un factor clave. Estas transformaciones son a la vez señales que provocan una mejor resolución del conflicto, porque los contendientes evalúan al oponente a distancia, sin necesidad de interacción física”, explica Sergio Naretto, investigador del Instituto de Diversidad y Ecología Animal (Idea) y uno de los responsables del descubrimiento.
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